lunes, 1 de junio de 2015

Reflexiones tras el 24-M



    Siempre se ha dicho que la victoria tiene cien padres mientras que la derrota nace huérfana. Tras el resultado de las elecciones municipales y autonómicas celebradas el pasado 24 de mayo, cada partido político de los perdedores busca cualquier intersticio en el que colar algún detalle que le favorezca: que si fue el partido más votado, que si perdió menos que sus rivales, que si ganó en las grandes ciudades, que si el porcentaje del descenso fue inferior al de la convocatoria anterior, etc. etc.  Lo que parece meridianamente claro es que el bipartidismo sufrió un duro ataque aunque no letal y el rechazo de las mayorías absolutas es manifiesto.

    El PSOE, que consiguió 671.000 sufragios menos que en las elecciones de 2011, se aferra a que se le brinda la oportunidad de gobernar con pactos en municipios y comunidades autónomas con Ciudadanos o Podemos, las dos formaciones relativamente triunfadoras. Habrá que esperar a ver cómo se forman las alianzas y su duración.

    El presidente Rajoy, acorde con su carácter conservador, atribuye el fracaso de su partido a la insuficiente o nula comunicación de los aciertos de su Gobierno, con lo cual, implícitamente dirige una grave acusación a sus portavoces y sobre todo contra Mª Dolores de Cospedal, como secretaria general de organización, siembra la discordia y promueve la caza de brujas entre los suyos y rehúye toda autocrítica siendo el máximo responsable,  y olvida los alardes de soberbia que caracterizaron su política, como aprobar leyes con los únicos votos de su partido, tales como la LOMCE o la de seguridad ciudadana llamada por la oposición ley mordaza. Ante estos gestos de arrogancia y tamaños desplantes a la oposición nadie puede sorprenderse  de que desalojarle del poder fuese objetivo  común de diversos partidos.

    Su política partidista le impide comprender la intención de voto de colectivos como los siguientes:

-         Los cinco millones de parados, en los que se incluye el 52% de los jóvenes

-         Las familias desahuciadas

-         Los 13 millones de personas en riesgo de pobreza

-         Parados de larga duración que se encuentran sin ingresos al haber agotado las prestaciones de desempleo.

-         Estudiantes que no pudieron continuar sus estudios porque no se les renovaron las becas.

-         Investigadores que perdieron su puesto de trabajo

-         Jóvenes que tuvieron que buscarse la vida en la emigración

-         Profesores y sanitarios que quedaron en paro por los recortes de estos servicios básicos

-         Artistas que se quedaron sin actividad por culpa del elevado IVA

    La argumentación del Rajoy, inane y simplista, implica un desconocimiento de la apurada situación que sufren muchos ciudadanos y su ignorancia y desprecio de la capacidad de discernimiento de la gente entre palabras y hechos. Ni la mejor técnica de comunicación ni el máximo despliegue propagandístico podría hacer olvidar los efectos de las medidas que su Gobierno descargó sobre las espaldas de los más débiles, en tanto los más acaudalados vieron aumentada su fortuna.

    Ante esta realidad, lo extraño es que el PP haya cosechado la cantidad de votos que obtuvo. Tal vez provengan en buena parte de personas que sucumbieron a la estrategia del miedo (o nosotros o el caos), convencidas de que “se hizo lo que había que hacer”; de quienes, por pura rutina, son de hecho votantes cautivos, y por supuesto, de quienes ven en el partido el defensor de sus privilegios.

    La victoria electoral de formaciones nuevas, con líderes jóvenes, hace abrigar la esperanza de que se inicie un cambio inédito que comience por devolver la decencia a la política, tan desprestigiada ella, como prometió la candidata de Ahora Madrid, Manuela Carmena. La semilla ya cayó en la besana; ahora solo cabe desear y confiar que la decepción no forme parte de la cosecha.

No hay comentarios: