sábado, 15 de agosto de 2015

Reformas pendientes



Resultado de imagen de senado    La democracia es un sistema político que admite variantes en su plasmación práctica, sin que ninguna pueda tildarse de antidemocrática, si bien algunas resisten mejor que otras el contraste con los valores que la equidad y la ética demandan.
    Aun cuando seamos conscientes de que ningún sistema carece de imperfecciones, es bueno que intentemos acercarnos todo lo posible a la perfección. De lo contrario, el tiempo se encargaría de degradar la aplicación de las normas a través de prácticas fraudulentas por parte de quienes dedicándose a la función pública tienden a ejercerla en provecho propio. No se plantean qué pueden hacer por su país sino qué puede hacer su país por ellos.
    Velando por el prestigio de la clase política y a la vez por la salud de nuestra democracia, creo que podrían corregirse muchas disfunciones si se regularan determinadas actividades públicas y más concretamente las relacionadas con la labor de los diputados. Sería también deseable actualizar la normativa de otras que han devenido obsoletas o manifiestamente mejorables por alejarse del espíritu de la época o de la justicia y equidad. He aquí una lista de reformas pendientes que en modo alguno se pretende que sea exhaustiva, y que me gustaría ver incorporadas a los programas de los partidos políticos con vista a las próximas elecciones generales. Considero que sería una notable aportación a la regeneración política de la que tanto se habla.
   
I.                   De regeneración democrática.      
1.     Prohibir que un político ostente más de un cargo retribuido.
2.     Regular de forma restrictiva las puertas giratorias de los altos cargos.
3.     Sancionar el transfuguismo.
4.  Dar mayor transparencia y publicidad a las cuentas de los partidos políticos.
5.     Exigir primarias para la elección de candidatos.
6.     Exigir la dimisión de un político cuando sea imputado o investigado, separando las responsabilidades políticas de las penales o civiles.
7.     Limitar a dos mandatos la permanencia en un mismo cargo público.
8.      Suprimir los privilegios de los diputados:
a)     Fiscales: retribuciones no sujetas al IRPF.
b)    Pensiones: devengan la máxima pensión con solo dos legislaturas (ocho años).
9.     Admitir el voto libre en cuestiones de conciencia.
10.  Admitir las listas abiertas.
11.  Imponer a los diputados la obligación de dar cuenta de su actuación en el distrito por el que fueron elegidos.
12.  Prohibir a los ministros y jefes de Gobierno cesados el cobro de una pensión pública cuando perciban ingresos por actividades privadas.

II.                De índole política

1.     Ley electoral con segunda vuelta.
2.     Nueva ley de indulto.
3.     Fusión por absorción de los municipios con menos de 5.000 habitantes, comenzando por los menos poblados.
4.     Eliminación de las Diputaciones provinciales.
5.     Id. del Senado o, como alternativa, atribuirle las funciones de cámara de representación territorial. En todo caso, disminuir el número de senadores a 2 por comunidad autónoma como hacen en EE.UU con los estados.
6.     Ley de eliminación de aforamientos.
7.     Cambiar el distrito electoral provincial por el de comunidad autónoma.
8.     Supresión de los ministerios cuyas competencias están transferidas a las comunidades autónomas (Cultura, Sanidad, Vivienda y Educación).
9.     Ilegalizar la concesión de amnistías fiscales.
10.  Nueva regulación de retribuciones de la función pública con criterios de racionalidad. Carece de lógica que ministros y jefes de Gobierno tengan sueldos inferiores al de determinados cargos (gobernador del Banco de España, presidente del Tribunal Supremo, etc.)
11.  Limitar el número máximo de asesores de ayuntamientos, diputaciones, comunidades autónomas, ministerios y presidencia del Gobierno.
12.  Imponer a los altos cargos no electos la obligación de someterse a un examen en el Parlamento como se hace en EE.UU.
    Omito la justificación de las propuestas porque se deduce de su enunciado. La mayoría no exigiría la reforma constitucional.

sábado, 8 de agosto de 2015

Grandes y pequeños problemas



Resultado de imagen de big small    El mundo en que vivimos padece una serie de paradojas difíciles de entender si no admitimos de antemano que, con frecuencia, en nuestro comportamiento lo animal se sobrepone a lo racional y, como consecuencia, los pequeños problemas roban espacio a otros de mayor enjundia alterando las prioridades.
    Nuestro planeta está sometido a desafíos descomunales que coexisten con cuestiones menores a las que atribuimos prioridad sobre otros de mayor trascendencia.
    Entre otros grandes problemas tenemos, por ejemplo, el del cambio climático que provoca, o al menos lo acelera, la enorme emisión de gases contaminantes a la atmósfera de efecto invernadero por la combustión de combustibles fósiles que alteran la temperatura, cambian el clima y producen fenómenos naturales extremos que van desde la elevación del nivel del mar a la alternancia de prolongadas sequías a catastróficas inundaciones.
    A pesar de que las evidencias científicas avalan los pronósticos más pesimistas y de que los hechos confirman las alarmas, muchos gobiernos, precisamente de las grandes potencias, no parecen mentalizarse, y por ello los compromisos del Protocolo de Kioto se han incumplido. En la cumbre de Nueva York celebrada el 23 de setiembre del año pasado fueron más las promesas que los acuerdos en firme. Dejaron para la cita de Lima en diciembre de 2014 la fijación de objetivos, y para la reunión de París en diciembre de 2015 la firma de los acuerdos definitivos.
    Otra amenaza latente viene dada por el crecimiento espectacular de la población mundial que, según un equipo de demógrafos de Naciones Unidas, alcanzará a finales del siglo 11.000 millones de seres. El aumento será especialmente significativo en el continente africano en el que el número de habitantes actual de 1.100 millones pasará a 5.000 millones a pesar de plagas, guerras y desastres naturales. Uno se pregunta cómo alimentar a tantas bocas y donde se ubicarán, pues evidentemente no podrán subsistir en las selvas, desiertos y lagos que tanto abundan en Africa. Las consecuencias de esta sobrepoblación crearán situaciones pavorosas en las que aparecerán hambrunas, migraciones y megalópolis ingobernables.
    Otro peligro que se cierne sobre la humanidad está representado por la proliferación de armas nucleares, químicas y biológicas, por el riesgo de que caigan en manos de terroristas enloquecidos o bandas criminales capaces de someter a chantaje a un gobierno bajo la amenaza de explosionar una bomba sobre una gran ciudad.
    Se trata de problemas globales que nos conciernen a todos, que por su urgencia y gravedad reclaman atención permanente, dedicación constante y voluntad política para resolverlos, o cuado menos, reducir su impacto y peligrosidad.
    Pese a los peligros que amenazan la paz mundial e incluso la supervivencia de la humanidad, en muchos lugares la situación se complica con conflictos locales creados artificialmente por minorías intelectuales interesadas que terminan  implicando  a multitudes. Así se consigue desviar la atención y se confunde lo importante con lo que ellos estiman urgente.
    Tomemos como ejemplo la polémica sobre el aborto que unos, favorables, llaman derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, y otros, opuestos, derecho a la vida del no nacido. Se registra evidentemente una colisión de derechos que renuncio a enjuiciar aquí. El tema está resuelto en la mayoría de los países civilizados con una suerte de conciliación entre ambas posiciones, partiendo de que no existen derechos absolutos, dejando así de confrontarlas. Justamente lo que ocurre en España.
    Otro ejemplo de problema artificial que se mantiene vivo y consume muchas energías es el de los nacionalismos que buscan o inventan supuestas señas de identidad como justificación para separarse, segregarse y diferenciarse del resto de la comunidad en la que han nacido y vivido durante siglos, ignorando la tendencia a la globalización y a la formación de unidades políticas de mayor tamaño que el Estado nación. Los nacionalistas de la mano de ideólogos y demagogos, descubren de repente que son superiores a sus vecinos y exigen sustituir la solidaridad por el egoísmo, la paz por la discordia, el sentido común por el capricho y la razón por la emoción.
    En aras de la brevedad renuncio a alargar el catálogo de grandes y pequeños problemas. Los casos expuestos pueden ilustrar con suficiente claridad la extraña habilidad de los humanos para complicarse la vida y hacer más difícil de lo debido la convivencia ciudadana.
     Los creadores de estas minucias deberían viajar a la estación espacial internacional para que conocieran la nonada que somos y el minúsculo lugar que ocupamos en el cosmos. Tal vez vendrían curados de su nacionalismo de pocas luces.

domingo, 2 de agosto de 2015

Investigar en España



Resultado de imagen de ciencia    El nivel científico de nuestro país dista mucho del que debería tener. El cultivo de la ciencia y la tecnología no forma parte de las prioridades de nuestros gobernantes del pasado y del presente. Tampoco goza de un ambiente favorable entre la opinión pública hasta el punto de ser difícil distinguir si nuestro atraso se debe a la escasa investigación o si ésta es consecuencia del atraso.
    No hemos caído en la cuenta de los retornos que proporciona la ciencia. En Estados Unidos existen informes según los cuales el 50% del crecimiento económico del país desde la II Guerra Mundial procede de los descubrimientos científicos y tecnológicos.
Si la sociedad necesita de la ciencia, ésta no puede desarrollarse sin el apoyo de la sociedad. Se trata de una dependencia mutua. Las cosas habían mejorado algo, pero como un efecto más de la crisis, la investigación sufrió severos recortes. Ello se tradujo en la emigración de muchos científicos al no encontrar salida en su patria. El porcentaje de inversión que en 2008 había sido del 1,4% del PIB, se redujo a menos del 1%. Justo lo contrario de cómo reaccionó Corea del Sur que aumentó su presupuesto en educación e investigación con un éxito espectacular. Nuestra política de austeridad a todo trance la sufrieron también las universidades que acusaron el impacto en la cantidad de artículos publicados en las principales revistas especializadas. Disminuyó asimismo tanto el número de licenciados en ciencia como la captación de estudiantes e investigadores extranjeros,
    Ya en 2008, cuando la UE estaba formada por 15 socios, las estadísticas asignaban a España un puesto de cola en varios de dichos parámetros, y su lugar en el ranking no se correspondía con una nación que entonces era la novena potencia económica mundial.
    Una prueba del clima social poco propicio para el desarrollo de la investigación la ofrecen los medios de comunicación en los que el espacio dedicado a la divulgación científica es mínimo si lo comparamos con el que dedican a los deportes, comenzando por el fútbol, en tanto que se publican horóscopos, artículos y reportajes sobre ufología, brujería, magia y otras materias de similar enjundia.
    El resultado no podía ser otro que nuestra pobre aportación al catálogo de descubrimientos e inventos que han cambiado el mundo. Santiago Ramón y Cajal sigue siendo el único premio Nobel que podemos exhibir, pues el segundo, Severo Ochoa, si bien nació en Asturias, hizo su carrera en EE.UU. y se nacionalizó norteamericano.
    La desafección por la ciencia en España viene de antiguo. En el pasado se hizo creíble la afirmación de que lo que era verdad más allá de los Pirineos era error aquende la cordillera. Todavía en 1922 el hispanista A Marvaud, en su libro “L’Espagne au Siécle XXe” sostenía que “La teocracia, la plutocracia y la burocracia era tres de los males de España. Nadie podría asegurar que tales barreras han desaparecido de nuestro horizonte. El cambio, si se produce, será forzosamente lento, pero ello no exime a nuestros políticos de no iniciarlo.