viernes, 1 de septiembre de 2017

Regeneración de la política



Uno de los temas más repetidos por la mayoría de los políticos –por no decir todos- es el de la regeneración de la política. La piden, la ofrecen, la proponen y hasta exigen que se cumpla. No está mal para empezar, ya que ello implica reconocer que su actividad está desprestigiada y necesitada, por tanto de saneamiento. Esta opinión coincide con la percepción de los ciudadanos según reflejan las encuestas del CIS que consideran a la clase política como uno de los grandes problemas nacionales.
Si los protagonistas quisieran expresarse con un mínimo de coherencia tendrían que corregir la dirección de los tiros y esforzarse por mirar a su propio partido, corregir las deficiencias de que adolecen sin excepción, y promover el cambio de actitud por medio de disposiciones que incluyan, entre otras, las siguientes medidas:
a)    Democratización interna, comenzando por la selección de sus líderes en elecciones primarias como fórmula de participación de la militancia.
b)   Financiación, dando publicidad a los donativos y donantes recibidos y sometiendo a las mismas reglas de limitación, publicidad y transparencia a sus fundaciones, que actúan a modo de tapaderas de ingresos irregulares y terminan en las cajas de los respectivos partidos.
c)      Renuncia a los aforamientos, en el supuesto de que les asistiera el derecho por ley.
d)     Limitación a dos mandatos para impulsar la renovación generacional y evitar que la política se convierta en una carrera profesional.
e)      Prohibición estatutaria de que una persona ostente simultáneamente más de un cargo público.
f)     Supresión de cualquier privilegio fiscal, y jubilación, sometiéndose a las normas del sistema público de pensiones.
g)      Eliminación por ley del transfuguismo.
h)   Reducción drástica del número de asesores que suelen ser subterfugios para emplear a familiares y amigos.
i)    Modificación de la ley de indulto de 1907, a fin de que no sea aplicables a condenados corruptos.
j)     Normas restrictivas para servirse de puertas giratorias, sobre todo si se trata de entrar al servicio  de empresas con las que hubieran tenido relación por su cargo en el gobierno.
k)     Prohibición de que los políticos reciban regalos, tanto en especie como en metálico.
Si se quiere dar brillo y esplendor al noble arte de la política y conseguir así su moralización, los pasos que hay que dar son bien conocidos. Solo hay que aplicar los criterios de honestidad y honradez, así como acompañar sus decisiones de publicidad y transparencias.
Comentando esta cuestión con un político en activo me hizo una pregunta que me sumió en la duda. ¿Crees que es posible la regeneración política sin que la sociedad experimente ningún cambio de actitud? La respuesta la tenemos todos. Está en el viento, como diría Bob Dylan.

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