lunes, 8 de septiembre de 2014

El avispero ucranio



    Desde hace nueve meses, Ucrania se ha convertido en escenario de un conflicto soterrado entre Rusia y EE.UU, secundado este último por la UE que, a falta de política propia, desempeña el papel de comparsa. Los ucranios se matan entre sí sin caer en la cuenta de que sirven intereses ajenos.
    El origen del problema interno fue un golpe de Estado perpetrado el 22 de febrero del presente año, que obligó al presidente de la República, Yanukovich a huir y refugiarse en Rusia por negarse a firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea. Este acto de fuerza dio lugar a que varias provincias orientales, más industrializadas y de habla rusa, se declarasen independientes, comenzando así una guerra civil que ya ha causado varios miles de muertos, y en la que ambos bandos han sido acusados de cometer atrocidades, entre ellas el derribo de un avión civil con 300 ocupantes que perecieron. Aun cuando los indicios acusan a Rusia de haber suministrado el misil que ocasionó la catástrofe a los rebeldes, todavía no ha sido dilucidada la autoría.
    El golpe de Estado no fue condenado y sí respaldado por Occidente, porque interesa contar con los nuevos mandatarios y alejar al país de la influencia rusa. De esta manera se pervierten las reglas democráticas y se ignora el resultado de las urnas como se hizo antes en Argelia y Egipto. De aquellos polvos vienen estos lodos. Es lo que se llama la “realpolitik”.
    Para entender los acontecimientos de Ucrania hay que remontarse a 1989, cuando Gorbachov propició la reunificación de Alemania, que fue seguida de la desaparición de los regímenes comunistas de Polonia, Checoslovaquia, Bulgaria y Rumania, y a 1991, en que se produjo el colapso de la URSS y se independizaron los países bálticos, Ucrania y Bielorrusia, así como numerosas repúblicas centroasiáticas, a cambio de la promesa de Occidente de no ampliar la OTAN.
    En lugar de cumplir el acuerdo, ante la extrema debilidad en que había caído el antagonista de la Guerra Fría, nada hizo Occidente por ayudarle a salir del hoyo; por el contrario extendió la OTAN hasta la frontera rusa, rodeando el país de enemigos potenciales, olvidando que la nueva Rusia no quería ni podía amenazar a Europa o América. Bastante más acuciante era afrontar los múltiples problemas urgentes heredados y surgidos de la transición. Hundido el comunismo, faltó el afán expansionista de carácter ideológico. Es fácil imaginarse la reacción de Washington en el supuesto de una alianza de Rusia o China con México o Canadá.
    La aparición de Wladimir Putin en 2000 como presidente de la República significó un revulsivo contra la humillación, y dado que Sebastopol es la base exclusiva de la flota rusa en el mar Negro en virtud de un contrato de arrendamiento con Ucrania, aprovechando el citado golpe de Estado y que la mayoría de la población de Crimea es rusohablante, Moscú provocó la celebración de un referéndum (ilegal, por supuesto) que ganaron holgadamente los partidarios de la unión con Rusia.
    Hay que recordar que cuando Ucrania formaba parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se anexionó la península de Crimea por decisión de Krushef. Si Ucrania llegase a formar parte de la UE y eventualmente de la OTAN, Sebastopol quedaría situado en territorio hostil, lo que Moscú no podría tolerar.
    El empeño del Pentágono en no quedarse sin enemigo para poder justificar el enorme gasto en armamento, lleva a Obama a practicar una política belicista frente a Rusia y, como sus predecesores, a desechar las propuestas de cooperación y reducción de de armas presentadas en su día por Gorbachov y actualmente por Putin
    Ciertamente la ayuda militar de Rusia a los secesionistas atenta contra el derecho internacional, mas la salida no puede ser otra que la vía negociadora que restaure el clima de confianza entre las dos potencias sustituyendo la confrontación por la cooperación que tan útil podría ser para combatir al enemigo común del yihadismo musulmán. Parece lógico que Rusia reciba garantías de que Ucrania nunca se incorporaría a la OTAN.

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