martes, 2 de noviembre de 2010

Carta abierta a Benedicto XVI

Con motivo de su visita pastoral a Santiago de Compostela, me permito rogarle que promueva la introducción de reformas valientes y trascendentales en la Iglesia, de las que está necesitada para difundir con el ejemplo la doctrina de Jesús de Nazaret.

Con este propósito, me tomo la libertad de proponer a Su Santidad algunas de tales medidas.

Renunciar a la pompa y el boato y practicar la pobreza, o al menos la austeridad como pide la letra y el espíritu del Evangelio.

Que la Iglesia se sienta más próxima a los pobres y desvalidos, que comparta sus problemas y defienda sus derechos frente a los poderosos.

Que muestre su preocupación por la injusticia social, defienda los derechos de los trabajadores y se implique en el apoyo a los sectores sociales más desprotegidos (mujeres maltratadas y asesinadas, inmigrantes, homosexuales, prostitutas, ex-presos, etc), ya que todos ellos son nuestros prójimos.

Suprimir la Guardia Suiza, como símbolo de tiempos lejanos en que existían los Estados Pontificios y que evocan el poder y la violencia, incompatibles con el amor y la paz que Cristo predicó.

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