jueves, 28 de septiembre de 2017

Pagar o no pagar impuestos



Pagar impuestos es la única obligación que impone la Constitución, una vez suprimida la segunda que era la del servicio militar. A nadie gusta rascarse el bolsillo para entregar a Hacienda parte de nuestros ingresos, pero ello es nuestra cuota por vivir en una sociedad decente y preservar el Estado democrático y de derecho que la ley de leyes consagra. Nadie debería negar la aportación exigida con arreglo a la capacidad contributiva de cada cual. Hasta tal punto es importante la vigencia de leyes de Hacienda justas, que de ello depende que se trate de un país atrasado o avanzado y progresista. Si contrastamos la presión fiscal de un país del tercer mundo con la de Dinamarca, por ejemplo, en el primero es probable que no suba del 12% y en el segundo es del 40%. El contraste explica la diferencia de nivel de vida en ambos.
En España –y no es el único país- las condiciones exigibles de progresividad y equidad no siempre se cumplen, y si a esta carencia agregamos la falta de rigor y racionalidad que a menudo se dan en el gasto público, tenemos la disculpa  de quienes eluden su contribución al bien común e incumplir su deber ciudadano.
Los países donde la desigualad social es menor, la protección social es más amplia y el grado de bienestar más alto. Se identifican por una presión fiscal notable que ronda el 40% del PIB y la prevalencia de los impuestos directos; son circunstancias que concurren en los países nórdicos (Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia).
Por el contrario, el sistema fiscal español está pensado para que el grueso de la recaudación por impuestos directos provenga del trabajo por cuenta ajena que representan más del 80% del IRPF, cuya proporcionalidad queda mermada por la existencia de solo cinco tramos, incide en exceso en las cargas indirectas (en la última reforma de 2014, la tasa del IVA pasó del 18 al 21%); es desequilibrado al tener un impuesto de sociedades del 25% que las grandes empresas reducen a un promedio del 7% en virtud de una selva de bonificaciones y desgravaciones. Es inequitativo al establecer una diferencia brutal entre el tipo impositivo sobre sueldos y sobre rentas del capital. Finalmente, entre los impuestos cedidos a las autonomías están los de transmisiones y patrimonio, cuya exacción varía según el color del partido que gobierne.
Como consecuencia de estas características, tenemos un sistema fiscal que proporciona una recaudación insuficiente para atender las necesidades propias de un Estado social, es poco redistributivo y fomenta la desigualdad entre clases sociales, aumentando proporcionalmente el número de pobres y de millonarios. La insuficiencia recaudatoria resulta evidente como causa de que ningún año se pudo cumplir el déficit comprometido con la Comisión Europea, debido en buena parte a que la presión fiscal es inferior en más de siete puntos al promedio de la UE, sin que exista una explicación plausible que ampare la disparidad.
Es tendencia común de los gobiernos conservadores implementar rebajas de impuestos, sobre todo en vísperas electorales como zanahorias ofrecidas a los electores, sobre todo a los de más recursos, según declaró recientemente el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro refiriéndose a los próximos comicios de 2019. Lo que no aclaró son los costes sociales que de ello se derivaría. Sin ingresos públicos suficientes no se puede dotar de medios la educación, la sanidad, la justicia, la dependencia, la I+D, la ayuda al desarrollo, las rentas de integración –llamada Risga en Galicia- , atenciones todas ellas que ya sufrieron drásticos recortes en años recientes, causados por la caída de la recaudación presupuestaria. Esta fue tan intensa por mor de su dependencia de los impuestos sobre salarios al coincidir con la ascensión del paro. Solo las grandes fortunas capearon con éxito el temporal.
En el programa del partido socialista figura la reforma fiscal, si bien no cabe esperar grandes novedades, dado que cuando gobernó con mayoría puso haber transformado a fondo el sistema impositivo y no lo hizo. Y el inefable Zapatero, en un alarde de confusión mental llegó a decir que bajar impuestos también era de izquierda. Por su parte, Ciudadanos coincide con el PP, y en cuanto a Unidos Podemos no ha dado a conocer su punto de vista o yo no lo conozco.

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