domingo, 25 de junio de 2017

Balance de la crisis



    Pasados diez años desde que aparecieron los primeros signos de la crisis económica mundial que tan duramente golpeó a nuestro país, es oportuno hacer un somero balance siquiera provisional de los efectos causados, como si de un huracán se tratase.
    En el presente año 2017, el Gobierno del PP desde 2012 se felicita por la política seguida a la que atribuye la recuperación de  determinadas macromagnitudes entre las que destaca el crecimiento del PIB que ha vuelto a niveles de precrisis, la disminución del paro y el crecimiento de las exportaciones.
    A que este resultado fuera posible contribuyeron diversos factores externos que incidieron favorablemente en la evolución económica y que poco tienen que ver  con la política ultraliberal del Gobierno. A este respecto es justo enumerar las decisiones del Banco Central Europeo que condujeron a la devaluación del euro frente al dólar, lo que impulsó las exportaciones, y la compra de deuda española que evitó el hundimiento de su cotización y redujo considerablemente el diferencial con respecto al bono alemán.
A estas decisiones hay que añadir la caída del precio del petróleo que redujo los costes productivos y mejoró la competitividad de nuestras exportaciones, la rebaja del tipo de interés que llegó a ser negativo y disminuyó el coste de la deuda; la inestabilidad política de varios países mediterráneos que desviaron el turismo hacia España hasta alcanzar el récord de 75 millones con ingresos superiores al 11% del PIB.
    A pesar de estas ayudas indirectas, el panorama socioeconómico dista mucho de ser  optimista. El paro sigue siendo muy excesivo y superior al de nuestros socios y es la principal preocupación de los españoles, tanto por su volumen como por la calidad del empleo creado. Es impropio llamar empleo a la ocupación por unas horas a la semana  aunque en la realidad se trabajen el doble y se cobre la mitad, temer que la relación laboral se rompa al terminar la Semana Santa o al finalizar agosto. En tales condiciones  el salario no permite salir de la pobreza. El empresario, amparado por la reforma laboral de 2012 le espeta al solicitante si quieres lo tomas y si no lo dejas, sabiendo que hay otros esperando a la cola.
    Hasta la Comisión Europea que vigila nuestras cuentas se permitió apagar el entusiasmo de nuestro ministro de  Economía, Luis de Guindos. Después de  poner en tela de juicio el cumplimiento del déficit comprometido y la preocupación por el crecimiento de la deuda, el 23 de mayo enumeró las deficiencias que acusa la contratación laboral.
    Creo que la herencia más negativa que nos deja la crisis es el ahondamiento de la  desigualdad social que si bien no comenzó con la recesión, es lo cierto que en los años siguientes se ahondó profundamente hasta ser el país más desigual de la UE. Ello es consecuencia de las recetas neoliberales que se implementaron, lo que supuso descargar  los sacrificios sobre la clase más vulnerable (jóvenes sin estudios ni empleo, parados de larga duración, pequeños autónomos arruinados, etc.)
    Respecto del futuro, los problemas que esperan solución no son de poca monta, llámense la deuda,  que supera el 100% del PIB, agotamiento del sistema público de pensiones, el alto desempleo, los recortes de I+D+i, el pacto de la enseñanza, la reforma fiscal, etc. etc. por citar algunos de los más relevantes.

1 comentario:

Ramón dijo...

Mis felicitaciones por el texto y -últimamente- por las simpáticas imágenes de los encabezamientos. Las tres rocas de la balanza, genial. ¡¡¡Se acerca el gran aniversario de tu nacimiento!!!.