sábado, 4 de enero de 2014

Una ofensiva social



    La secretaria de organización del PP declaró en cierta ocasión que su partido era defensor de los trabajadores y, fiel a su vocación social, inspiró al Gobierno una serie de medidas administrativas y legislativas entre las que, en fase de ejecución o proyecto, se encuentran las siguientes:

a)      En beneficio de los pobres
Multas a los mendigos y artistas callejeros
Fuerte subida del precio de la electricidad
Copago de los medicamentos
Aumento del IVA en artículos de primera necesidad
Encarecimiento de las tasas judiciales para que no se excedan en su litigiosidad
Restricciones a la concesión de becas para que los aspirantes estudien más

b)      Ayudas a los inmigrantes
Adornar con cuchillas las alambradas que impiden la llegada a Ceuta y Melilla
Expulsar de la sanidad pública a los que carecen de permiso de residencia

c)      A favor de los trabajadores
Reforma laboral para facilitar y abaratar los despidos colectivos
     
d)     Otras disposiciones
Para que el reparto de favores sea más equitativo y abarque un mayor número de beneficiarios, a los pensionistas se les “ajusta” el poder adquisitivo, rompiendo la indexación con el IPC, como establecía el Pacto de Toledo.
A las mujeres se las obliga a ser madres aunque no lo quieran; y a todos, para estimular la virtud de la paciencia y sumisión, se les amenaza con fuertes multas si expresan su protesta de forma airada. Se considera adecuado que se aplauda al Gobierno, que hace “lo que hay que hacer”.

           Como no se puede tratar igual a los desiguales, a los poseedores de grandes fortunas, aunque defrauden, se les ofrece una amnistía fiscal y se ocultan sus nombres si se acogen a ella o son sancionados. Podría atentarse contra su privacidad y parece natural que se amparen en la Ley de Protección de Datos como personas respetables.
     A la vista de lo acordado, bien demostrado queda que el Gobierno, en dos años, ni se ha cruzado de brazos ni ha perdido el tiempo. Todo sea por un mundo feliz.
    A la vista de tantas medidas protectoras a favor de las clases pobres y trabajadoras, me viene a la memoria una anécdota narrada por un judío. Cuando éstos eran perseguidos y masacrados por los nazis, un hombre en la sinagoga se dirigía así a Yaveh: “Señor, llevamos cinco mil años siendo el pueblo elegido y mira como nos va. Te pedimos que nos libres de tu protección”.

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