Veremos, por un lado desastres provocados por la ciega naturaleza tan maltratada por nosotros: huracanes, terremotos, erupciones volcánicas, corrimientos de tierras, sequías prolongadas acá e inundaciones devastadoras acullá. A estos males habrá que añadir los causados por la perversidad humana tales como guerras, terrorismo, revoluciones violentas, hambrunas, crímenes contra la humanidad y gentes desplazadas de sus tierras; o por la imprudencia, a saber: accidentes de tráfico, siniestros laborales, violencia doméstica, incendios, naufragios y epidemias y plagas. En resumen, desgracias sin cuento, desolación y sufrimiento configuran un panorama espeluznante que justificaría pedir al mundo que se detenga para apearnos de él.
Sin embargo, no tenemos otros al que trasladarnos y solamente nos queda el recurso de desviar la mirada de este lado oscuro de la vida y recuperar el resuello y despejar el horizonte de las sombras ominosas que lo pueblan a fin de recuperar fuerzas para recorrer los 365 días en el nuevo año, heredero del viejo.
Pese a la triste realidad que dibuja la enumeración precedente, es justo pensar como consuelo en las almas generosas y solidarias que consagran sus vidas al cuidado y consuelo de enfermos y desvalidos en un medio precario y adverso; en los artistas que se desviven por lograr su obra maestra en la literatura, la música, las artes plásticas y el teatro; en la callada labor de los científicos encerrados en sus laboratorios a la procura de verdades ocultas o de inventos que mejoren la vida de sus semejantes; en los pacifistas de corazón, que no diré que luchan sino que trabajan incansablemente por una convivencia armónica y justa, ajena a la violencia, y ¿por qué no? en las personas anónimas que día a día dan ejemplo de dedicación callada y constante a las tareas que hacen posible que el mundo funcione y no descarrile, sin que la fama pregone sus nombres.
Así de polimórfica, variopinta y heteróclita es la vida en sus múltiples manifestaciones. En definitiva, en el nuevo año asistiremos a una carrera sin fin entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte que comenzó con la aparición de los primeros homínidos y se renueva incesantemente. En el gran teatro del mundo la función seguirá representándose con la entrada en escena de millones de nuevos actores y la salida simultánea por el foro de multitudes que emigrarán al reino de las sombras para que los primeros sigan escenificando la comedia humana, con rasgos de tragedia, en este mundo cada vez más destartalado y hostil.
Querido Año Nuevo: te pido que seas clemente y nos depares mejores novedades que las que nos dejaron tus predecesores; mas, si no estuviera en tu mano concedernos esta gracia, que al menos no seas más cruel que ellos y nos permitas festejar tu despedida, que no será pequeño favor.
Esperamos lo mejor de ti, y con esta esperanza, te saludamos. ¡Bienvenido 2012!
Sin embargo, no tenemos otros al que trasladarnos y solamente nos queda el recurso de desviar la mirada de este lado oscuro de la vida y recuperar el resuello y despejar el horizonte de las sombras ominosas que lo pueblan a fin de recuperar fuerzas para recorrer los 365 días en el nuevo año, heredero del viejo.
Pese a la triste realidad que dibuja la enumeración precedente, es justo pensar como consuelo en las almas generosas y solidarias que consagran sus vidas al cuidado y consuelo de enfermos y desvalidos en un medio precario y adverso; en los artistas que se desviven por lograr su obra maestra en la literatura, la música, las artes plásticas y el teatro; en la callada labor de los científicos encerrados en sus laboratorios a la procura de verdades ocultas o de inventos que mejoren la vida de sus semejantes; en los pacifistas de corazón, que no diré que luchan sino que trabajan incansablemente por una convivencia armónica y justa, ajena a la violencia, y ¿por qué no? en las personas anónimas que día a día dan ejemplo de dedicación callada y constante a las tareas que hacen posible que el mundo funcione y no descarrile, sin que la fama pregone sus nombres.
Así de polimórfica, variopinta y heteróclita es la vida en sus múltiples manifestaciones. En definitiva, en el nuevo año asistiremos a una carrera sin fin entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte que comenzó con la aparición de los primeros homínidos y se renueva incesantemente. En el gran teatro del mundo la función seguirá representándose con la entrada en escena de millones de nuevos actores y la salida simultánea por el foro de multitudes que emigrarán al reino de las sombras para que los primeros sigan escenificando la comedia humana, con rasgos de tragedia, en este mundo cada vez más destartalado y hostil.
Querido Año Nuevo: te pido que seas clemente y nos depares mejores novedades que las que nos dejaron tus predecesores; mas, si no estuviera en tu mano concedernos esta gracia, que al menos no seas más cruel que ellos y nos permitas festejar tu despedida, que no será pequeño favor.
Esperamos lo mejor de ti, y con esta esperanza, te saludamos. ¡Bienvenido 2012!
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