domingo, 2 de marzo de 2014

Información y manipulación



    El mundo nunca ha estado tan inundado de información como ahora. Los medios empleados para la difusión de noticias han crecido de forma exponencial, y es imposible huir de su influencia. Unos son públicos y otros de propiedad privada, pero todos defienden intereses propios, lo que les lleva a seleccionar los temas, escoger las fuentes y darles un tratamiento diferenciado. Todo ello sin aludir al lenguaje de los políticos enfocado a andarse por las ramas, evitar pronunciamientos definidos, desviar la atención o salirse por cerros de Úbeda y eludir cualquier relación entre las preguntas y las respuestas. En una palabra, lo que se busca es manipular la información coherente con el objetivo buscado. Detectar la manipulación y   formar criterio propio es sumamente difícil. Lo que debiera ser aliciente de reflexión se transforma en vehículo de posturas preconcebidas.
    El objetivo, expreso u oculto, es disuadir al receptor de pensar por su cuenta y cerrar el paso a ciudadanos conscientes, responsables y críticos. Con tal fin se eluden cuestiones que nos deberían preocupar y se sustituyen por la trivialización de otras materias como el chismorreo.
    Hay muchos temas que no reciben el tratamiento informativo acorde con su importancia o no se profundiza en ellos, en sus causas o consecuencias y sobre los cuales conviene tener opinión formada. A título de ejemplo, he aquí un resumido catálogo:
-         La escandalosa y truculenta formación del precio de la electricidad que nos obliga a pagar la tarifa más cara de Europa.
-         El negro futuro que espera a las pensiones de los jóvenes al no poder cotizar lo suficiente a consecuencia del paro.
-         La injustificable pervivencia de los paraísos fiscales donde se aparcan enormes capitales huidos del fisco.
-         La falta de una reforma fiscal equitativa y progresiva, que cumpla los requisitos señalados por el art. 31 de la Constitución.
-         El inexplicable retraso de la promulgación de una ley que combata eficazmente la ola de corrupción tanto con medidas preventivas como represivas.
    El temario podría alargarse mucho más, a lo que renuncia en aras de la brevedad a la que debe ajustarse un artículo.
    Para evitar el desgaste de las neuronas y que la gente se evada de la “funesta manía de pensar” que le prometieron a Fernando VII en la Universidad de Cervera, la receta más socorrida es hablar y escribir largo y tendido de deportes con especial hincapié en el fútbol que vino a sustituir con ventaja el “pan y circo” de los romanos.
    Por su parte, los Gobiernos emplean con profusión mecanismos informativos como maniobras de distracción creando problemas artificiales que eviten el debate público sobre otros de mayor enjundia que no se quiere o no se puede afrontar.
    ¿Por qué Rodríguez Zapatero sacó en 2010 a la palestra la reforma de la ley del aborto sin que existiera demanda social por el cambio de la que estaba en vigor desde 1985? Sencillamente porque convenía hablar lo menos posible de la crisis, antes negada, y de las antisociales medidas que tomó para combatirla.
    ¿A qué se debió que Rajoy, como un mago que saca un conejo de la chistera, aprobase en Consejo de Ministros otra ley sobre el aborto que nadie reclamaba, para complacer a la Conferencia Episcopal y al sector más ultracatólico de su partido? Porque había que desviar la atención de los seis millones de parados, de las nefastas consecuencia de la reforma laboral, de la multiplicación de la deuda pública, de los desahucios, de los cierres de empresas, etc.
    Un motivo recurrente de maniobras de distracción lo constituye la colonia de Gibraltar y las incidencias a que da lugar. Se suceden las declaraciones opuestas de ambas partes, y cuando parece que se avecina una crisis en las relaciones con Gran Bretaña, el tema se desvanece por si solo sin que nada cambie… hasta la próxima a reedición como viene sucediendo desde hace 300 años.

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