martes, 9 de febrero de 2010

Diez consecuencias del paro

Autor invitado: Marcos Franco

El paro es un fenómeno relativamente moderno, producto de la economía industrial que empezó a surgir en Europa hace algo más de dos siglos. Antes de eso, la mayor parte de la gente trabajaba en el campo, y ya se tratara de producir para el autoconsumo o para su venta, la tierra suponía una inagotable fuente de generación de empleo.

Las cosas han cambiado mucho desde entonces, el trabajo ya no es un bien infinito, y el paro se presenta como una de las consecuencias indeseables de la por otra parte engrasada máquina que es la moderna economía de mercado. En el caso de España, este mal moderno ha estado particularmente presente en los últimos 30 años (de los cuales hemos padecido durante 28 un índice de paro superior al 10% de la población activa).

Todos sabemos lo perjudicial que resulta el desempleo, pero probablemente sus consecuencias son aún mayores de las que se ven a primera vista, afectando no sólo a los parados sino a la población completa. Seguramente hay alguna más, pero podemos destacar las siguientes:

1. La más evidente consecuencia del desempleo es la disminución de los ingresos de las familias afectadas. Una situación de dificultad financiera a la que a menudo va aparejado un deterioro de la vida familiar y de la autoestima del individuo.

2. Un elevado índice de paro también perjudica a los trabajadores ocupados. Allí donde el empleo se convierte en un bien preciado o en peligro de desaparecer, pueden crecer la tensión entre empleados y las situaciones de explotación laboral más o menos encubierta. Del mismo modo, la desesperación de los demandantes de empleo les hace ser candidatos mucho más dispuestos a aceptar condiciones que en otras circunstancias no aceptarían, lo que incrementa la precariedad.

3. La precariedad laboral actúa de refuerzo para la expansión de la economía sumergida, cuyos índices son mayores en nuestro país que en otros países de nuestro entorno (se calcula cercana a un 20%), y cuyas consecuencias son bien conocidas: trabajadores desprotegidos, fraude fiscal, competencia desleal...

4. Criminalidad. Alguna gente, sobre todo personas jóvenes de entornos marginales, pueden verse empujados a buscar fuera de la legalidad los ingresos que les aportaría ese empleo que no encuentran en el mercado laboral. Hablamos de actividades como tráfico de drogas, prostitución, delincuencia...

5. Desmotivación en la educación. Muchos jóvenes en edad universitaria desconfían de que sus estudios vayan a servirles de algo el día de mañana. De hecho, se sabe que una buena parte de los titulados universitarios acaban trabajando en puestos inferiores a su titulación académica, o incluso en tareas que no tienen nada que ver con aquello que estudiaron.

6. Reducción de la demanda por la pérdida del poder adquisitivo entre los parados. La contracción de la demanda tiene efectos negativos sobre el PIB y provoca una especie de “efectos de segunda ronda” contribuyendo a un mayor aumento del desempleo.

7. Reducción de los presupuestos del Estado y por tanto los servicios que éste puede ofrecer. Entiéndase que, por un lado, el aumento del paro disminuye la recaudación de impuestos tanto directos como indirectos. Y por otro, el Estado debe hacer frente al aumento de los pagos por prestaciones al desempleo, por lo que dispone de menos recursos para dedicar a otras partidas de gasto.

8. Despilfarro de recursos. Siendo el factor humano uno de los factores principales que influyen en la producción, resulta totalmente antieconómico para un páis mantener un stock tan elevado de capital humano sin usar.

9. Retardo en la edad de emancipación juvenil. La falta de trabajo (o de estabilidad laboral entre quienes sí lo tienen) supone para los jóvenes la imposibilidad de abandonar el hogar paterno, retrasándose así sus planes futuros de vida como puedan ser el independizarse, casarse y formar una familia.

10. Paternidad atrasada y baja natalidad. Derivado del punto anterior, la edad media para tener el primer hijo en España se ha retrasado considerablemente en las últimas décadas hasta situarse por encima de los 30 años. La paternidad atrasada conduce muchas veces a tener menos hijos en total, con lo cual el problema de la baja natalidad que sufre nuestro país puede también achacarse en buena medida al fenómeno del paro.

En definitiva, y ya para terminar, no cabe duda de que la sombra del paro es muy alargada, y que la reducción del desempleo debe ser, y especialmente en momentos como éste, una prioridad fundamental para los políticos, tanto los del gobierno como los de la oposición. Eso significa saber hacer política de altura y tomar medidas que en ocasiones pueden resultar impopulares o no coincidir con los intereses de patronal y sindicatos (ninguno de los cuales, tengámoslo en cuenta, representan los intereses de los parados). Esperemos que, con valentía y con todos los medios a su alcance, el gobierno actual (o el que venga después) consiga atajar este mal que es desde hace mucho tiempo, y ahora todavía más, el problema número uno de este país.

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Articulo relacionado: Medidas contra el Paro

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Dado que la magnitud de paro es un mal endémico en España, y dado, como comentas que ni los sindicatos ni la patronal representan los interes de los parados, no estaría de mas pensar en crear una potente asociación nacional que defienda los intereses de los parados como colectivo. Lógicamente la primera pregunta que uno se puede hacer es, como se financiaría dicha asociación?. Es una reflexión.
Por otra parte, hablas de " hogar paterno" y " paternidad". Esas expresiones deberias cuidarlas, pues denotan cierto trasnochado machismo.

Marcos dijo...

No es mala idea lo de un sindicato de los parados o algo así, la financiación debería venir pienso yo del Estado, como ocurre ya en parte con los sindicatos. Eso sí, tiene un problema y es que es un colectivo muy inestable, pues la mayoría de sus miembros se afanan en dejar de pertenecer a él cuanto antes.

En cuanto a "paterno", igual es torpeza mía pero no se me ocurre una manera de decirlo más neutralmente sin sonar forzado.

Anónimo dijo...

interesantísimo.

Anónimo dijo...

A día de hoy, cuando ya hace casi 5 años de la entrada de esta crisi, le puedo afirmar que por desgracia se cumplen todos y cada uno de los puntos afirmados en este blog. Felicitaciones.